”Es tanto el peso de mi alma que ningún pensamiento puede transportarla, y no hay alas capaces de elevarla a lo inmaterial. Si se conmueve, parece acariciar el suelo con sus alas, como el vuelo bajo de los pájaros cuando presienten la tormenta. En mi pecho anida una opresión, un temor que adivina un terremoto”.

OLVIDADORES

No olvidadizos sino olvidadores

he aquí que también llegan
entre otras herrumbradas circunstancias
la degeneración / las taras del olvido
la falsa amnesia de los despiadados

es ilusión de estos olvidadores
que los otros las otras los otritos
no sigan recordando su vileza
pero son fantasías sin futuro ni magia

si la sangre de ayer alcanzó a macbeth
cómo no va a alcanzar a estos verdugos
de pacotilla y pesadilla

perdí la compasión en el casino
por eso les auguro y les propongo
insomnios con plañidos puteadas mutismos
cuerpos yertos desnudos nunca más seductores
ojos empecindamente abiertos con miradas capaces
de taladrar cerebros y corazón

no olvidadizos sino olvidadores

ocurre que el pasado es siempre una morada
pero no existe olvido capaz de demolerla

24 abr 2010

DISIDENCIA

La luz se disemina en la soledad oscura de mi ser. A lo lejos, se oye una voz
ininteligible, no se entiende, sólo el eco de las sombras se escuchan por los
pasillos. Bajo las escaleras del pasado para adentrarme en las entrañas de la
existencia. Me encuentro con mi sombra. No le hablo, sólo le pido que se
vaya. Una brizna de paz permea mi cuerpo, el olvido se esconde nuevamente.
Me busco, el silencio no comparte mi agonía. En el espejo, mi voz no halla
respuesta. Otra sombra fúnebre toca a la puerta. La muerte entra con respeto.
Le miento la madre a mi sombra: sus entrañas se rompen. Un cuerpo yerto
yace en la luz, que se dispersa por los sueños. Amanece. La muerte se aleja.
Sonríe. Despierto entre un charco de sangre. Tengo un puñal entre mis
manos.

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