Días muertos pasan en silencio. Camino solo: yace el tiempo muerto en mis
pies. Ángeles fugaces escupen sangre sobre los ojos pétreos del tiempo. Los
ayeres invaden mi cuerpo, las horas se pierden en la noche. Salgo, el viento
toca mis sueños, para observar la maldad de la lluvia: palpo la oscuridad del
dolor. Aires mórbidos despeinan el cabello suelto de la mujer. La felicidad
habita en los bares: en el licor subyace la existencia. Todo se detiene. El
espejo refleja la luz de la muerte; las sombras avanzan sobre los cadáveres
yertos que lucen en la calle. Guardo los escombros del pasado. Espero sin
obcecación el futuro; se beatifica la flama de la ignominia del presente. Abro
la puerta, me hundo en la sordidez del tiempo muerto.
”Es tanto el peso de mi alma que ningún pensamiento puede transportarla, y no hay alas capaces de elevarla a lo inmaterial. Si se conmueve, parece acariciar el suelo con sus alas, como el vuelo bajo de los pájaros cuando presienten la tormenta. En mi pecho anida una opresión, un temor que adivina un terremoto”.
OLVIDADORES
No olvidadizos sino olvidadores
he aquí que también llegan
entre otras herrumbradas circunstancias
la degeneración / las taras del olvido
la falsa amnesia de los despiadados
es ilusión de estos olvidadores
que los otros las otras los otritos
no sigan recordando su vileza
pero son fantasías sin futuro ni magia
si la sangre de ayer alcanzó a macbeth
cómo no va a alcanzar a estos verdugos
de pacotilla y pesadilla
perdí la compasión en el casino
por eso les auguro y les propongo
insomnios con plañidos puteadas mutismos
cuerpos yertos desnudos nunca más seductores
ojos empecindamente abiertos con miradas capaces
de taladrar cerebros y corazón
no olvidadizos sino olvidadores
ocurre que el pasado es siempre una morada
pero no existe olvido capaz de demolerla
he aquí que también llegan
entre otras herrumbradas circunstancias
la degeneración / las taras del olvido
la falsa amnesia de los despiadados
es ilusión de estos olvidadores
que los otros las otras los otritos
no sigan recordando su vileza
pero son fantasías sin futuro ni magia
si la sangre de ayer alcanzó a macbeth
cómo no va a alcanzar a estos verdugos
de pacotilla y pesadilla
perdí la compasión en el casino
por eso les auguro y les propongo
insomnios con plañidos puteadas mutismos
cuerpos yertos desnudos nunca más seductores
ojos empecindamente abiertos con miradas capaces
de taladrar cerebros y corazón
no olvidadizos sino olvidadores
ocurre que el pasado es siempre una morada
pero no existe olvido capaz de demolerla
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